jueves, 25 de septiembre de 2014

La Cerrada del Utrero

    La Cerrada del Utrero se encuentra en la  carretera JF-7091, junto al cruce del poblado de Vadillo-Castril (poblado formado en el año 1941 como aserradero de Renfe para la explotación de madera usada en las traviesas de las vías, albergando en la actualidad un Centro de capacitación forestal y un Centro de Defensa Forestal), existiendo un sendero señalizado que por su bajo nivel de dificultad, es uno de los mas frecuentados de la Sierra. Tiene una longitud aproximada de 1,6 Km. y es de tipo circular.
    Aunque se haya querido pintar esta Cerrada como un lugar extraño, cargado de historias siniestras y desapariciones, la mayoría de ellas irrisorias mas bién que tenebrosas, lo cierto es que el nombre de este lugar viene de la historia de un torillo perdido (utrero significa novillo de tres años) que se quedó encerrado en la cerrada que formaba el río antes de que estuviera hecha la presa y el embalse. El río tendría alguna cascadilla que al bajarla el torillo no la podría volver a subir y al haber más abajo más cascadas se quedó encerrado entre las paredes de la cerrada. Cuando el marchante de ganado lo encontró, el pobre torillo ya estaba muerto.



    Hace millones de años, cuando aún las fuerzas de la tierra no habían formado estas sierras, el lugar donde nos encontramos estaba sumergido bajo un inmenso mar llamado Thetis. Eso dio lugar a que se formaran unas rocas de tipo calizo, que cuando el mar retrocedió, quedaron expuestas a la acción erosiva de la lluvia, el viento y los ríos. 
    El resultado de la acción del agua durante millones de años es lo que tenemos ante nuestros ojos. Si observamos las rocas que quedan a los lados del inicio del sendero veremos unos surcos paralelos que aparecen tallados con máxima perfección y cuidado. Son pequeños lapiaces que, poco a poco, irán haciéndose más profundos dando fugar a rocas afiladas como cuchillos. Los pobladores de la zona conocen al conjunto de estas formas con el nombre de “lanchares”.




    Nos internamos en la cerrada. Precipicios, riscos, grandes grietas. El responsable de toda esta magia lo vemos al poco de haber iniciado la senda: el río Guadalquivir. 




                                                                                    Cerrada del Utrero


                                                 Fotografía del Cañón de la Cerrada desde el mismo lugar. Año 1917.
(Foto FOTOTECA FORESTAL ESPAÑOLA DGB-INIA)


    En el tramo alto, el río busca con avidez el mar. Esto ha hecho que haya marcado su propio camino, encajonando cada vez más su curso. Observemos como plantas e incluso árboles de tamaño considerable, crecen en riscos y paredes, desafiando la fuerza de la gravedad. Sus poderosas raíces atraviesan y fracturan la roca. Encinas, cornicabras y lentiscos forman una vegetación exuberante y parece que nos hemos adentrado en una selva.




                                                                     Río Guadalquivir

    Comenzamos a escuchar el rumor del agua conforme nos acercamos al río que está rodeado por olmos, higueras y otras especies típicas de bosques de riberas. Así, accedemos al estrecho y alargado Embalse del Utrero, tras el cual la Cerrada se abre y donde se encuentra la Central Eléctrica ya abandonada.
    Esta era una de las presas que era utilizada para bajar la madera talada por el río que se usaría en las traviesas para las vías de tren.










                                                                       Lanzadera hidráulica de la Cerrada del Utrero. Año 1920.
(Foto FOTOTECA FORESTAL ESPAÑOLA DGB-INIA)

    El encajonamiento del Guadalquivir ha dejado colgados numerosos arroyos, como el de Linarejos, formándose impresionantes cascadas de varios metros de altura. Este salto que aquí nos encontramos se llama Cascada de Linarejos o como la llaman los serranos viejos Chorreaero de Linarejos  o también "Cola de caballo"



Cerrada del Utrero. Noviembre 1926
(Foto A. Lorente)


    El sendero comienza a girar hacia la izquierda, bordeando el llamado Peñon del Lanchon.




























                                                                      Cascada de Linarejos











    Es digno de destacar los enormes farallones que hay antes de dar vista al Valle en los que anidan rapaces como buitres leonados y halcones y que se pueden observar a relativamente poca distancia.











                                                                              Buitreras
Nos internamos en la zona conocida como El Valle, desde donde podemos divisar amplias panorámicas de la zona con el Puerto de las Palomas al fondo.












Entre cornicabras, enebros, sabinas y muchos pinos, algunos de ellos centenarios llegamos al tramo final del sendero.




miércoles, 17 de septiembre de 2014

La Fuente del Candilejo

     La Fuente del Candilejo quizás sea uno de los rincones de los que mejores recuerdos conservo de mi adolescencia por ser muchos los ratos que allí pasábamos los amigos.


     Está situada en la entrada del Santuario de Tiscar por la parte del túnel y a los pies de una de las alas de piedra del "águila gigante" de Machado.



    
     Fue construida en el año 1.911 por mandato de D. Francisco Sanjuán Aguilera, propietario de los terrenos, padre del que fuera durante muchos años Juez de Paz de Quesada y Abogado D. Francisco Sanjuán del Real y abuelo de mi amigo Juan de Dios Sanjuán Ruiz.









     La fuente consta de dos caños y en su frontal aparece un relieve de un águila bicéfala en muy mal estado de conservación, posiblemente escudo de la exquisita familia Sanjuán.