Un día cuando venga
escondido en la tarde
mudamente quisiera
en tus brazos quedarme.
En tu río purísimo,
en tu cielo diamante,
en tus peñas altísimas,
sin que lo sepa nadie.
Un día cuando venga
escondido en la tarde
quisiera mudamente
en tus brazos quedarme.
Los orígenes de la devoción a Santa María de Tiscar, la "Virgen de la Sierra", Patrona de Quesada y del antiguo Adelantamiento de Cazorla, se remontan a la época de los siete varones apostólicos (Torcuato, Tesifonte, Indalecio, Segundo, Eufrasio, Cecilio e Isicio).
Cuenta la leyenda que fue San Hesiquio o Isicio, obispo de la antigua Carcesa, discípulo de Santiago Apostol, quien en su labor de evangelización y para que lo protegiera en su viaje hasta el sur de Hispania, trajo la imagen de una pequeña Virgen entre los años 35 y 44 desde Palestina, depositándola en la Cueva del Agua para que los primeros cristianos pudieran rezarle en lugar seguro y a salvo de las persecuciones romanas.
En una publicación del mes de octubre del año 1914, así lo publicaba el cronista de Ubeda, D. Manuel Muro García:
Esta primitiva imagen, podría haber sido tallada por el Apostol San Lucas.
Durante los últimos 28 años del siglo I, pudieron ya los cristianos practicar por fin en paz su religión, acudiendo a la Cueva del Agua, su entonces Santuario, su lugar de oración, en demanda de protección y ayuda.
Esta situación se mantendría hasta la llegada de los visigodos que acuden en masa desde el norte de Europa hasta Oróspeda, actual Sierra de Cazorla, en busca de tierras fértiles para la siembra y la cría de ganado.
Es entonces cuando los cristianos, temerosos de que estos visigodos adoradores de dioses paganos pudieran destruir la venerada imagen de Santa María de Tiscar, deciden esconderla en una pequeña gruta en el Cerro de la Magdalena situado en las cercanías de Quesada, cerca del Corral de Quiñones, donde los cristianos continuaban visitándola para rendirle culto, aunque con posterioridad, volvería a su primitiva morada, la Cueva del Agua, siendo esto posiblemente el origen de lo que se conoce como La Traída de la Virgen a Quesada y que se realiza todos los años el primer sábado del mes de mayo y hasta el 29 de agosto, fecha en que vuelve a Tiscar.
Mas tarde se construiría el Santuario. A propósito de los santuarios primitivos, en el año 1857, escribía Cesar Cantú: "La gruta fué el tipo del templo egipcio, frecuentemente abierto en la roca y luego aumentado con obras exteriores las cuales al fin se aislaron. Los templos se colocaron, entonces, en los sitios elevados, no solo para preservarlos de las inundaciones y de que quedasen enterrados en la arena, sino para imprimir en ellos grandeza".
Cuenta la leyenda que fue San Hesiquio o Isicio, obispo de la antigua Carcesa, discípulo de Santiago Apostol, quien en su labor de evangelización y para que lo protegiera en su viaje hasta el sur de Hispania, trajo la imagen de una pequeña Virgen entre los años 35 y 44 desde Palestina, depositándola en la Cueva del Agua para que los primeros cristianos pudieran rezarle en lugar seguro y a salvo de las persecuciones romanas.
En una publicación del mes de octubre del año 1914, así lo publicaba el cronista de Ubeda, D. Manuel Muro García:
"En fragoso lugar serrano de nuestra provincia, próximo a Quesada, ríndese culto á la Santísima Virgen desde los primeros años del Cristianismo. Lugar abrupto, viscoso y elevado, en el que se asienta el famoso Santuario de la Virgen de Tiscar, donde el alma se extasía pensando con el poeta:
"Muy alta está la cumbre,
la cruz muy alta.
Para llegar al cielo,
¡cuán poco falta!...
Después del glorioso martirio de San Esteban, el primer mártir de la fé, acaecido en Jerusalem, fueron desterrados gran número de cristianos que, abandonando los Santos Lugares, se extendieron por diversos puntos de la Tierra; y habiendo desembarcado en Cartagena quinientos de aquellos dichosos mortales que tuvieron la fortuna de ver y admirar de cerca á nuestro Divino Redentor, fueron los primeros que trajeron noticias de la muerte del Mesías y de la vida de su Madre, á quien muchos conocieron antes de su gloriosa Ascensión.
Los discípulos del apóstol Santiago, imitando su ejemplo dado en Zaragoza, levantaron diversos templos á la Virgen, á quien tomaron por patrona, siendo España la primera donde se esparcieron las claras luces del Evangelio. Así, San Isicio, obispo de la antigua Carcesa, hoy Cazorla, dos años después de la muerte del Salvador, trajo á su diócesis, por el año 35 del nacimiento de Cristo, las sagradas imágenes de Tíscar y de la Fuensanta. Así se cree por tradición. Invadida, después, España por los árabes, los cristianos se retiraron á las fortalezas de Tiscar é lznatoraf, en las que, andando el tiempo, adquirieron gran celebridad aquellas imágenes por la fama de sus muchos milagros, que movieron á algún historiador á anteponerlas a las muy veneradas del Pilar, de Zaragoza y de Atocha, de Madrid".
En la misma publicación del mes de octubre del año 1914, continúa narrando el cronista respecto al templo:
"En un curioso folleto de autor desconocido, que tengo a la vista, publicado en 1803, e intitulado Descripción de la célebre y milagrosa imagen de Nuestra Señora de Tiscar, dice que lo adornan muchos trofeos que son lenguas que publican los multiplicados milagros. Alumbran cinco lámparas de plata. Tiene del mismo metal cumplido servicio para el altar, con ricos ornamentos de brocado y seda. La imagen tiene gran número de vestidos, así bordados, como de riquísimas telas, preciosísimas joyas con que han agradecido muchos su salud y felicidad en los sucesos. Es antiquísima la escultura de la imagen; su materia dícese ser de incorruptible cedro; su altura es de una vara; su postura manifiesta haber estado sentada en un trono, por lo que su rostro corresponde a la proporción de cinco cuartas, que es lo que manifiesta vestida. Su rostro es hermoso, y de tanta alegría, que con su mirar agradable infunde celestial consuelo a quien le atiende. Se reconoce todo compuesto de muchas astillas con grandes cuchilladas, que se notan en su talla, efecto del pérfido desacato de los moros. Se nota la cabeza dividida en tres pedazos ; pero todo lo unió la curiosidad de la industria, si bien faltan algunos pedazos del cuerpo, no obstante que está todo tan recatado que no se permite el examen de la vista. En una visita que hizo al Santuario D. Gregorio Malo de Molina, Vicario y Visitador de Cazorla y su partido, decretó se hiciese a esta Señora un vestido de hoja de plata de martillo, que no impidiese las demás ropas, para ocultar del todo el desacato de los infieles".
En la misma publicación del mes de octubre del año 1914, continúa narrando el cronista respecto al templo:
"En un curioso folleto de autor desconocido, que tengo a la vista, publicado en 1803, e intitulado Descripción de la célebre y milagrosa imagen de Nuestra Señora de Tiscar, dice que lo adornan muchos trofeos que son lenguas que publican los multiplicados milagros. Alumbran cinco lámparas de plata. Tiene del mismo metal cumplido servicio para el altar, con ricos ornamentos de brocado y seda. La imagen tiene gran número de vestidos, así bordados, como de riquísimas telas, preciosísimas joyas con que han agradecido muchos su salud y felicidad en los sucesos. Es antiquísima la escultura de la imagen; su materia dícese ser de incorruptible cedro; su altura es de una vara; su postura manifiesta haber estado sentada en un trono, por lo que su rostro corresponde a la proporción de cinco cuartas, que es lo que manifiesta vestida. Su rostro es hermoso, y de tanta alegría, que con su mirar agradable infunde celestial consuelo a quien le atiende. Se reconoce todo compuesto de muchas astillas con grandes cuchilladas, que se notan en su talla, efecto del pérfido desacato de los moros. Se nota la cabeza dividida en tres pedazos ; pero todo lo unió la curiosidad de la industria, si bien faltan algunos pedazos del cuerpo, no obstante que está todo tan recatado que no se permite el examen de la vista. En una visita que hizo al Santuario D. Gregorio Malo de Molina, Vicario y Visitador de Cazorla y su partido, decretó se hiciese a esta Señora un vestido de hoja de plata de martillo, que no impidiese las demás ropas, para ocultar del todo el desacato de los infieles".
"Corría la mitad del siglo I de la era cristiana. En aquellos calamitosos tiempos, no había templos cristianos; solo los bárbaros paganos los tenían; los seguidores de Cristo eran perseguidos, como fieras dañinas, quemados, crucificados, arrojados a las fieras, bárbaramente atormentados.
En cuevas, en catacumbas, en los sitios mas agrestes, tenían que refugiarse para hacer sus rezos en común, para trabajar por la difusión del cristianismo.
La sagrada imagen de la Virgen queda en Tiscar, sitio mas adecuado para su instalación y veneración no existe construido por la mano del hombre, pero su Divino Hijo, Dios, que todo lo sabe, que todo lo puede, que con el mismo amor cuida de la trabajadora hormiguita, de la industriosa abeja, de los árboles, de las flores, de los pájaros, de todo lo creado, y con especialísimo amor, por el género humano, creado, a su imagen y semejanza, le tenía preparado desde su creación del mundo, a la sagrada imagen de su Madre, un sitio maravilloso, escondido, grandioso, para que le sirviera de morada en esta ocasión.
El sitio, era la Cueva del Agua. Con sigilo, con el mas grande de los cariños, allí fue conducida, venerada, visitada y guardada con el mas puro amor, pasando a llamarse la Virgen de Tiscar".
La Virgen de Tiscar en la Cueva del Agua
Esta situación se mantendría hasta la llegada de los visigodos que acuden en masa desde el norte de Europa hasta Oróspeda, actual Sierra de Cazorla, en busca de tierras fértiles para la siembra y la cría de ganado.
Es entonces cuando los cristianos, temerosos de que estos visigodos adoradores de dioses paganos pudieran destruir la venerada imagen de Santa María de Tiscar, deciden esconderla en una pequeña gruta en el Cerro de la Magdalena situado en las cercanías de Quesada, cerca del Corral de Quiñones, donde los cristianos continuaban visitándola para rendirle culto, aunque con posterioridad, volvería a su primitiva morada, la Cueva del Agua, siendo esto posiblemente el origen de lo que se conoce como La Traída de la Virgen a Quesada y que se realiza todos los años el primer sábado del mes de mayo y hasta el 29 de agosto, fecha en que vuelve a Tiscar.
Mas tarde se construiría el Santuario. A propósito de los santuarios primitivos, en el año 1857, escribía Cesar Cantú: "La gruta fué el tipo del templo egipcio, frecuentemente abierto en la roca y luego aumentado con obras exteriores las cuales al fin se aislaron. Los templos se colocaron, entonces, en los sitios elevados, no solo para preservarlos de las inundaciones y de que quedasen enterrados en la arena, sino para imprimir en ellos grandeza".
Cueva del Agua
Pasó mucho tiempo hasta que los musulmanes llegaron a Tiscar (la Peninsula empiezan a conquistarla en el año 711), llegando a existir periodos de tiempo de convivencia pacífica entre moros y cristianos. De hecho, cuando en el año 1.252 muere Ferenando III, el gran rey conquistador de la mayor parte de Andalucía, el Emir granadino Ben- Alhamar manda cien moros vestidos de luto para que asistan a los funerales del que fuera protector suyo y de su pequeño reino.
Su hijo Fernando IV, se hace cargo de los destinos de España, renueva su alianza con el protegido de su padre (Ben- Alhamar) y después con el nuevo rey (Mohamed III) y continúa por algunos años la paz entre los moros de Granada y los cristianos.
Esta paz dura hasta que su hermano Nazar se apodera del reino granadino y comienza otra vez la lucha, hasta que en el año 1.295 toma Quesada y se apodera de la imagen de la Virgen que es trasladada a Tiscar.
La guardan con tanto sigilo como los propios cristianos porque saben que por Ella podrán exigir un fuerte tributo y porque en el fondo, sus corazones le impiden cometer cualquier barbaridad y destruir tan bella imagen. El licenciado Fernando Alonso Escudero de la Torre escribe: " en los seiscientos cinco años que los moros la tuvieron en su poder, fue maravillosamente respetada por ellos, y venerada por los cristianos públicamente, los cristianos mozárabes la asistían y muchos mas, que a costa de mucho trabajo y dinero, venían en peregrinación a visitarla, llevados de la fama de sus milagros".
Poco antes de la toma definitiva por parte de Pedro de Castilla de Tiscar, Huesa y Belerda, cuenta otra leyenda que la Virgen de Tiscar se le apareció al reyezuelo moro Mohammed Andón, pidiéndole que rindiera la plaza ante las tropas castellanas y se convirtiera al cristianismo logrando de esta forma salvar muchas vidas. El musulmán, confuso, se llevaría la imagen hasta la fortaleza explicándole a los suyos lo sucedido. Incrédulos por los milagros de una Virgen cristiana, y convencidos de que la presencia de la Virgen en el castillo recrudecería el interés de las tropas cristianas por tomar la plaza, decidieron deshacerse de ella tirándola desde lo alto de los torreones. La imagen, que cayó ladera abajo hasta el fondo, se hizo añicos. Pero a los pocos días, al visitar la gruta, los musulmanes se dieron cuenta de que la imagen estaba de nuevo en su lugar.
Extrañados por este suceso, volvieron a repetir esta acción, lanzando la imagen de la Virgen desde el Castilllo. Sin embargo, a los pocos días observaron perplejos que la imagen volvía a estar intacta, como si nada hubiera acaecido, en el mismo sitio.
Los musulmanes, incrédulos por lo acontecido, seguían arrojando a la Virgen una y otra vez cuando los cristianos andaban ya muy cerca de la conquista de Quesada y Tiscar.
En el año 1319 los cristianos se apoderan de Tiscar, y para evitar que volviera a ocurrir el lamentable suceso, debido a la amenaza constante que suponía la cercanía de los mulsumanes granadinos, el entonces arzobispo de Toledo decidió trasladar la imagen hasta la capital del Tajo, y así evitar el peligro.
Sin embargo, milagrosamente, la pequeña imagen tallada por San Lucas vuelve a aparecer en la Cueva del Agua. Es entonces cuando los cristianos deciden construir un templo para la Virgen, su actual Santuario llamado de Tiscar. Un templo muy cercano a aquel lugar en el que la pequeña imagen quiso estar para siempre. Y allí permanece desde entonces por ser este su deseo.
Ella quería quedarse en Tiscar y sus santos deseos se cumplieron, como siempre se cumplen, siendo este el primero de los milagros que se conocen de la Señora de Quesada.
"Déjala, por los siglos de los siglos, será venerada, tendrá su glorioso trono, en el corazón de los sucesores de estos nobles montesinos y reinará en todos los contornos"
No existen datos ciertos de lo que pudo ocurrir con esta primera imagen de la Virgen de Tiscar traída por San Isicio.
Bienvenido Bayona escribe en sus "Notas para un estudio sobre la historia y tradición de Santa María de Tiscar":
"Llegados los años 960 a 1.000, un tal Luitprando, autor de un famoso cronicón, que fuese dado a conocer como cierto por el P. Jerónimo Román de la Higuera y de cuya fidelidad se duda hasta el punto de declararse falso, nos habla, según él, de la celebridad de Nuestra señora de Tiscar. ¡Lástima que tan remota noticia venga envuelta en aquella fiebre por lo desconocido que, solo por dar solución a problemas históricos casi insolubles por falta de datos, campeón en los siglos XVI y XVII!
Andando el tiempo y concedida la villa de Quesada por privilegio rodado de 20 de enero de 1231 al entonces Arzobispo de Toledo Don Rodrigo Jiménez de Rada, privilegio expedido por el Rey San Fernando, nada tiene de particular que, conquistada a los moros, el gran Arzobispo, que siempre se hacía acompañar de una imagen de Santa María, dejase en la villa la que en aquella ocasión portara y que era hecha a semejanza de Santa María de Toledo".
Según refieren los relatos legendarios, esta Imagen era de madera de cedro de Líbano, imagen sedente de una vara de altura donde el Niño aparecía sentado en la rodilla izquierda de la Virgen.
Cuando se introdujo la costumbre de vestir las imágenes, cercenaron la imagen del Niño y la sustituyeron por uno barroco en el siglo XVII, sentado a los pies de su bendita Madre.
Esta imagen tuvo el fatal final de ser destruida durante la Guerra Civil española cuando ni aún los moros (pues la historia de que el rey moro de Tiscar Mohamed Andón arrojó la imagen a la Cueva del Agua destrozándola no deja de ser una curiosa leyenda basada en una novela), en todo el tiempo que la tuvieron en su poder, osaron atentar contra Ella.
En el libro "La devoción a la Virgen: historias y leyendas" de Jesús Simón Prado, podemos leer: "La sagrada imagen fue destruida en el verano de 1.936, cuando los marxistas de Peal de Becerro y los anarquistas del pueblo, arrojaron a la hoguera todos los objetos sagrados por mucho arte que albergaran en su seno. En una tarde ignominiosa desapareció cuanto durante siglos y generaciones se había acumulado de valor y de arte. Nunca la ignorancia y el odio casaron bien con el arte y la devoción".
El encargo de tallar una nueva imagen se realizó al escultor giennense Jacinto Higueras realizada en el verano de 1939 y que tenía su estudio en los bajos del nº 90 de la C/ Ferráz de Madrid. El Niño es una espléndida talla de cuerpo entero,mientras que la Virgen, de rostro moreno, es imagen de candelero o de vestir.
La Virgen fue tallada originariamente sin manos, algo que muy poca gente conoce.
Mas tarde se le pondrían las manos a la Virgen como está en la actualidad.
Bienvenido Bayona escribe en sus "Notas para un estudio sobre la historia y tradición de Santa María de Tiscar":
"Llegados los años 960 a 1.000, un tal Luitprando, autor de un famoso cronicón, que fuese dado a conocer como cierto por el P. Jerónimo Román de la Higuera y de cuya fidelidad se duda hasta el punto de declararse falso, nos habla, según él, de la celebridad de Nuestra señora de Tiscar. ¡Lástima que tan remota noticia venga envuelta en aquella fiebre por lo desconocido que, solo por dar solución a problemas históricos casi insolubles por falta de datos, campeón en los siglos XVI y XVII!
Andando el tiempo y concedida la villa de Quesada por privilegio rodado de 20 de enero de 1231 al entonces Arzobispo de Toledo Don Rodrigo Jiménez de Rada, privilegio expedido por el Rey San Fernando, nada tiene de particular que, conquistada a los moros, el gran Arzobispo, que siempre se hacía acompañar de una imagen de Santa María, dejase en la villa la que en aquella ocasión portara y que era hecha a semejanza de Santa María de Toledo".
Según refieren los relatos legendarios, esta Imagen era de madera de cedro de Líbano, imagen sedente de una vara de altura donde el Niño aparecía sentado en la rodilla izquierda de la Virgen.
Cuando se introdujo la costumbre de vestir las imágenes, cercenaron la imagen del Niño y la sustituyeron por uno barroco en el siglo XVII, sentado a los pies de su bendita Madre.
Virgen de Tiscar
En el libro "La devoción a la Virgen: historias y leyendas" de Jesús Simón Prado, podemos leer: "La sagrada imagen fue destruida en el verano de 1.936, cuando los marxistas de Peal de Becerro y los anarquistas del pueblo, arrojaron a la hoguera todos los objetos sagrados por mucho arte que albergaran en su seno. En una tarde ignominiosa desapareció cuanto durante siglos y generaciones se había acumulado de valor y de arte. Nunca la ignorancia y el odio casaron bien con el arte y la devoción".
El encargo de tallar una nueva imagen se realizó al escultor giennense Jacinto Higueras realizada en el verano de 1939 y que tenía su estudio en los bajos del nº 90 de la C/ Ferráz de Madrid. El Niño es una espléndida talla de cuerpo entero,mientras que la Virgen, de rostro moreno, es imagen de candelero o de vestir.
La Virgen fue tallada originariamente sin manos, algo que muy poca gente conoce.
Mas tarde se le pondrían las manos a la Virgen como está en la actualidad.
La Virgen a su paso por el túnel de Tiscar. Años 50
Salida de la Virgen del Santuario. Años 50
Pasados los estragos causados por la Guerra Civil, en el año 1.949, siendo Cardenal Arzobispo de Toledo D. Enrique Pla y Deniel, se organiza una peregrinación de la Virgen de Tiscar por los pueblos del Arciprestazgo de Cazorla con el fin de propagar la devoción a la Santísima Virgen, saliendo esta por primera vez en la historia de Quesada y Tiscar, visitando los pueblos de Cazorla el jueves día 26 de mayo, La Iruela el viernes día 27, Peal de Becerro el sábado día 28, Santo Tomé el domingo día 29, Chilluevar el lunes día 30, Huesa el martes día 31 y Pozo Alcón e Hinojares el miércoles día 1 de junio, regresando la Virgen a Quesada el jueves día 2 de junio.
Estas palabras pronunció Bienvenido Bayona al paso de la Virgen por Santo Tomé:
Estas palabras pronunció Bienvenido Bayona al paso de la Virgen por Santo Tomé:
Tierras del Guadalquivir
temblores de junco y lirio
la gente corre por verla
a la vera del camino.
Qué luces de tornasol
empinándose en el río,
bajo el azul de los cielos
campanas de veinte siglos.
Con la plata cordobesa
y el regusto de lo antiguo
veinte plateros morenos
te hicieron corona y limbo.
¿Ay que bonita que va
con su topacio amarillo
a los pies, junto a la luna
lleva la Virgen su niño;
estampa de Jericó
con mezcla de cromo egipcio
y un tintín de campanillas
por si llora en el camino.
No llores flor de los valles;
no llores Tú tan chiquito.
Si es que vamos de visita
y el romero del río
entretiene al niño Dios
que cansado se ha dormido.
La Virgen de Tiscar va,
caminando su camino.
Al revolver de los cerros
se ha asomado un peregrino,
y un perfume de la Bética
oliendo a Evangelio vivo
se ha dibujado en la tarde
y en la copa de los pinos.
(Hisicio, obispo de Roma,
te trajo hace veinte siglos)
Ay como va la señora
señora de los caminos
el aire trae rumores
de tu pueblo quieto y antiguo.
Sobre la rota veleta
agujas al viento sin tino
está cosida una nube
de color azul de lirio.
El sol se escapa a lo lejos
y el silencio del río,
campanas de veinte siglos.
Porque eres, Virgen de Tiscar
amores el amor mio,
por los campos de olivares
vengo yo a ti de peregrino.
Peregrino a tus pies,
y llegado a tus plantas,
diez mil voces van cantando
a la Virgen coronada.
Viva la Virgen de Tiscar
Reina y Madre de Quesada.
(Bienvenido Bayona. Año 1949)
Era en aquel tiempo el Presidente de la Hermandad D. Angel Carriazo Arroquia, el Vicepresidente de la misma y cronista oficial de la peregrinación D. Bienvenido Bayona Fernández y el Párroco de Quesada D. Manuel Alejo Vallejo.
Pequeñita, morena y milagrosa
es la Virgen que guarda este Santuario
encerrada en tan bello relicario
a manera de alhaja muy valiosa.
Los fieles la proclaman como diosa
que mitiga el dolor de su calvario
porque es como el sublime lampadario
que aviva nuestra llama fervorosa.
Ansioso de rendirle pleitesía
es su típica fiesta la alegría
de este pueblo fanático y sincero;
que es la Virgen de Tiscar cual lucero
prendido sobre el cielo de Quesada
para ser nuestra luz mas deseada.
Rafael Láynez Alcalá
25 de enero de 1.924
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